NEO
Querido Neo, mi pequeñín
No sé muy bien cómo empezar amigo. Ya hace un mes que nos dejaste, y aun no he terminado de aceptarlo. Creo que decidimos lo mejor para ti, a pesar del dolor que nos iba a causar….aunque aún tengo dudas, no se, si nos equivocamos perdónanos Neo. Tengo muy fresco el recuerdo de la noche del viernes y del sábado por la mañana. Mi intención era haber estado toda la noche acariciándote, hablándote y llorando a tu lado, pero estabas tan tranquilo, durmiendo sin dolores después de tantos días, que preferí no molestarte. Aun recuerdo como antes de entrar en la clínica te despediste de nosotros con un pequeño lamento, y eso que te habíamos dado sedantes para que fueras tranquilo a ese sitio que odiabas, el veterinario. Gracias por despedirte hermanito. Si te digo la verdad Neo no sabía o no era claramente consciente de lo que estaba pasando, hasta que vi a Carmen llena de lágrimas y escuche a Sergio despedirse “hasta siempre Neo”. Entonces, es cuando me di cuenta que estabas cerrando los ojitos para siempre, que te marchabas, que ya nunca más estaríamos juntos. Sé que no es justo que te recuerde solo en esos últimos momentos, que hemos vivido muchas cosas alegres juntos y que merecen más la pena recordarlas. Dame tiempo amigo, seguro que dentro de no mucho lograre acordarme de ti con más alegría que tristeza. Ahora me es un poco difícil. El mundo sigue igual amigo, bueno, no es verdad, después de tu marcha, de la marcha de un ser tan maravilloso como tú, el mundo es más triste, esta mas vacio, más silencioso, con menos bondad. Neo te echo de menos. Salgo todos los días a caminar por donde lo hacíamos los dos, seguramente menos de las que tu hubieses querido, lo siento chiquitín. En esos paseos, en el camino de ida te recuerdo detrás de mí, como cuando te entretenías olisqueando algún rastro. En el de vuelta te recuerdo varios metros delante de mí, como ibas más ligero camino de vuelta a casa, como parabas, girabas la cabeza, y al verme seguías ...